Introducción por Rosa María Torres
¿Qué es enseñar?, Ésta fue una de las preguntas críticas que decidí abordar con Paulo Freire en una larga entrevista que le hice en agosto de 1985, en Sao Paulo. La entrevista fue publicada bajo la forma de un libro y ampliamente difundida en América Latina (Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire, CECCA-CEDECO/Fundación Fernando Velasco, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Tarea, Lima, 1988; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988).
Transcribo a continuación este punto de la entrevista. En ella, Freire reafirma la directividad de la educación, diferenciando directividad y autoritarismo.
Rosa María Torres: Me parece importante volver sobre el tema de la no-directividad de la
educación y, en ese contexto, sobre el papel del educador. Lo digo porque en el
marco de la Educación Popular - tanto a nivel de los teóricos como de los
grupos de base que están llevando a cabo actividades de Educación Popular -
viene dándose una tendencia muy fuerte y generalizada a concebir la relación
educativa entre educadores y educandos como una relación horizontal,
"entre iguales", en la que, finalmente, nadie enseña a nadie.
Es corriente encontrar en materiales de capacitación, en talleres, en
seminarios, advertencias insistentes en este sentido. Textualmente se orienta
en muchos casos al alfabetizador, al educador o al capacitador a que su papel
debe limitarse a coordinar la discusión, a hacer síntesis, a motivar la
participación del grupo, a hacer preguntas y, en el mejor de los casos, a dar
su opinión. A tal punto ha llegado a extenderse esta visión que varios autores
caracterizan a la Educación Popular, entre otras cosas, por la eliminación del
rol del maestro. Y es este punto, justamente, el que suele encontrar mayor
rechazo y mayores resistencias entre los educandos.
Dado que esta relación horizontal entre educadores y educandos suele asociarse a Paulo Freire y su crítica a la 'educación bancaria', quisiera pedirte que desarrollaras este punto.
Paulo Freire: El educador que dice que es igual a sus educandos, o es demagógico o
miente o es incompetente. El educador es obviamente diferente, de otra manera
no reconocería al educando. Si fueran los dos la misma cosa, no habría manera
de identificarlos. Creo que éste es un punto fundamental.
En segundo lugar, toda educación es directiva. Por tanto, no existe una
educación no-directiva, y esto ya está dicho en la Pedagogía del Oprimido.
Toda educación tiene un momento que yo llamo inductivo, que implica la
toma de responsabilidad del educador. La gran diferencia que hay entre un
educador autoritario y un educador radicalmente democrático está en que este
momento inductivo, para el educador autoritario, jamás acaba. El empieza y
termina inductivamente. El toma las decisiones completamente, constantemente.
En cambio, un educador democrático ciertamente incide, pero intenta, durante la
práctica, transformar la inducción en compañerismo.
Compañerismo no significa ser iguales. El hecho de que el educador
revolucionario se haga compañero de sus educandos no significa que renuncie a
la responsabilidad que tiene, incluso de comandar, en muchos momentos, la
práctica. El educador tiene que enseñar. No es posible dejar la práctica de la
enseñanza librada al azar.
En Estados Unidos, donde acabo de estar en un seminario, hay una preocupación
muy grande con lo que ellos llaman el facilitador. Yo siempre digo, y lo
acabo de decir allá: "Yo no soy facilitador de ninguna cosa. Yo soy
profesor. Yo enseño".
Ahora: la cuestión es saber qué es enseñar. La cuestión es saber si el acto
de enseñar termina en sí mismo o si, por el contrario, el acto de enseñar es
solo un momento fundamental de aprender. Dialécticamente, es esto. Y, sin
embargo, hay algunos que se piensan dialécticos pero que dicotomizan enseñar y
aprender. No es posible hacer esta dicotomía entre enseñar y aprender porque
es aprendiendo que yo enseño y es enseñando que yo aprendo. Esto no
significa de ninguna manera disminuir, castrar, negar el deber y el
derecho que tiene el educador de enseñar.
Pero entonces, ¿qué es enseñar? ¿Será que enseñar es transmitir
conocimientos? Yo digo que no. El conocimiento no se transmite; el
conocimiento se hace, se rehace a través de la acción transformadora de lo real
y a través de la comprensión crítica de la transformación que se ha dado antes
o que se puede dar mañana. Este es el momento de la abstracción en el acto
de conocimiento. El equívoco de los educadores autoritarios es pensar que
los contenidos de la educación pueden ser transformados en montones de
sabiduría apaciguada, inutilizada, que es transferida como ladrillos a los
educandos.
Para mí, enseñar es desafiar a los educandos a que piensen su práctica desde
la práctica social, y con ellos, en búsqueda de esta comprensión, estudiar
rigurosamente la teoría de la práctica. Esto significa que enseñar tiene
que ver con la unidad dialéctica práctica-teoría. Unidad dialéctica que
casi nunca sabemos hacer porque en el fondo hacemos una oposición entre
práctica y teoría, cuando lo que sucede es que práctica y teoría constituyen una
unidad contradictoria. Esto está en Marx, no es invención mía. Yo simplemente,
arrogantemente si se quiere, concuerdo con Marx.
En nombre de la necesidad de transferir los contenidos que consideramos
indispensables, lo que hacemos es olvidar la unidad entre la práctica y la
teoría, la cual podría ser desarrollada a través de la propia comprensión
teórica de la práctica que tienen los educandos. Este proceso de búsqueda de
esta unidad exigiría del educador competente, a cada paso, la iluminación
teórica de los contenidos.
Tú, al hacerme esta pregunta, planteas una cosa interesante que he oído muchas
veces en India, en Africa, en Estocolmo, en París, en Londres, en Norteamérica
y en América Latina y, concretamente, en Brasil. De cuando en cuando jóvenes profesores
se acercan y me dicen: Paulo, todo lo que dices está muy bien pero lo que pasa
es que al pretender no una postura de igual a igual sino una postura respetuosa
de la capacidad de pensar del educando, estás evadiendo la cuestión de que yo
estoy aquí para aprender y tú para enseñar.
Obviamente que cuando el educando dice esto está reproduciendo la ideología
dominante sobre el saber. Esta ideología tiene que ver con la dicotomía que
hace la clase dominante entre su saber - que es riguroso, serio, científico - y
la sabiduría popular - que es incapaz, que no es rigurosa, que no es unitaria,
que no está cohesionada. Esto se reproduce en la ideología de los educandos.
Esta dicotomía también es autoritaria, pues trabaja en favor de la concepción
de la ideología autoritaria.
Mi respuesta a estos jóvenes profesores es la siguiente: Yo reconozco que la
realidad es ésta, no solamente porque leí a Marx sino porque viví. Sé que las
ideas dominantes de una sociedad en un cierto momento son las ideas de las
clases dominantes, y que todo el armazón ideológico se genera en las
condiciones materiales concretas de producción de la sociedad. Pero, aun
sabiendo esto, yo también sé que la conciencia individual y social que se gesta
y reproduce en estas condiciones materiales no es un puro reflejo de las
condiciones materiales, porque la conciencia es, además de reflejo, reflexiva
sobre las condiciones que la hacen reflejo. Si no es así, tampoco puede
entenderse la dialéctica, porque entonces habría que esperar que las condiciones
materiales cambiaran por sí solas. Entonces, es el propio ímpetu revolucionario
el que nos lleva realistamente a plantear la lucha por la transformación y
contra las condiciones existentes. Hace falta simplemente el buen sentido de
saber que la revolución no se hace desde la cabeza de los líderes pues esto
sería idealismo prehegeliano, sería puro voluntarismo.
Estos comentarios son solamente para decir que si bien podemos reconocer que
las condiciones de partida son éstas, es preciso por eso mismo luchar contra
ellas. Y para eso los educadores deben ser o hacerse competentes. La
competencia científica, la competencia técnica y filosófica es absolutamente
indispensable en la lucha por la transformación de la educación.
A los jóvenes profesores les digo siempre: Mira, cuando un muchacho te dice que
eres un incompetente, que estás tergiversando el rol del maestro pues tú estás
para enseñar y él para aprender, tu podrías reconocer efectivamente que estás
para enseñar y él para aprender, pero agregar: Está bien. Tú me dices que yo
soy incompetente, pero yo te haría dos preguntas: ¿qué es enseñar y qué es
aprender? y ¿qué es competencia? Y ahí vas a tener la oportunidad de discutir
incluso la naturaleza ideológica que está detrás del concepto de competencia.
Porque esa naturaleza ideológica de la competencia tiene mucho que ver con los
intereses de las clases dominantes. Para éstas, competentes son las clases
dominantes e incompetentes son las clases dominadas. Y dado que esta ideología
autoritaria se reproduce también a nivel de los educandos, tú como educador
tienes que plantear a los educandos desafíos de esta naturaleza y encauzarlos.
Claro que tú no puedes echar al educando de la clase si no está de acuerdo,
porque en ese caso tu autoridad seria autoritaria. Es preciso recordar que
hay una dimensión pasiva en el autoritarismo. Es el caso del educando que
demanda al educador ser autoritario con relacion al acto de conocer. Pero tú no
tienes que caer en esa trampa. Lo que puedes hacer frente a ese planteo es
decir: Muy bien, voy a aprovechar y dar una clase sobre lo que es la ideología
autoritaria, sobre lo que es la reproducción ideológica. Y das la clase
seriamente, competentemente.
Lo que está sucediendo es un equívoco funesto. Estamos bailando en el mundo de
los conceptos y estos conceptos se distancian cada vez más de los objetos
concretos cuya comprensión deberían mediar. Así, en lugar de acercar esa
mediación, caemos en el afinamiento de los conceptos antes que en una búsqueda
de comprensión de lo concreto. Esto no es conocer y es contra esto que estoy y
voy a seguir estando, pues estoy convencido de que estoy en lo cierto.
Lo que pasa en educación es que casi siempre engullimos contenidos. Pero hay
que hacer más que eso. Hay que conocer. Si yo fuera responsable de un
Ministerio, entregaría mi vida, sin ninguna dimensión idealista sino
profundamente dialéctica a trabajar todos los fines de semana con los
educadores, desde los niveles más bajos hasta los más altos, sobre la cuestión
de qué es conocer, qué es crear, qué es la producción del conocimiento, cómo
se puede invitar a conocer sin ser paternalista, sin ser espontaneísta pero, al
mismo tiempo, sin ser autoritario. El problema no es transferir paquetes
de conocimientos a ser memorizados.
Para mí, solo hay conocimiento cuando se aprehende el objeto. Cuando tú
aprehendes el objeto, necesariamente memorizas el objeto aprehendido. Lo que
no puedes hacer es memorizar en vez de aprenhender. Y es esto precisamente lo
que hace la escuela tradicional. Los niños son obligados a repetir. Hay una
extraña epistemología según la cual es la repetición de la descripción del
concepto lo que da conocimiento, cuando en verdad lo que da conocimiento es la
aprehensión de lo real, que no está dicotomizado del concepto.
Actividad para el 24 de marzo de 2021
Una vez leía la entrevista, sintetiza en tu cuaderno las ideas generales de Freire acerca de: ¿Qué significa enseñar?
Envía tu síntesis a revisión.
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