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La fuente psicológica del currículum

 La fuente psicológica tiene un lugar relevante en la elaboración de los currículos escolares en la medida en la que haya que aclarar las características de los sujetos a los cuales debe dirigirse. Así, el diseño tiene siempre en consideración que ese currículo deberá ser puesto en práctica en un entorno particular y sobre individuos particulares. A este respecto se puede señalar la relevancia de la doble naturaleza del currículo como “programa” y como “programación”. Cómo se mantengan en relación estos dos aspectos definirá el éxito de un currículo o su fracaso.

El programa es el diseño del currículo realizado sobre los parámetros de un alumno tipo al que irá dirigido. Por tanto, está pensado desde un constructo ideal del que no se encontrarán ejemplificaciones particulares como tales en la realidad. Tal nivel de abstracción es absolutamente necesario en un primer momento. Se trata de un momento homogeneizador del desarrollo curricular. Por su parte, se denomina programación a la aplicación concreta de ese programa a los sujetos particulares en su medio específico. Es un momento individualizador del desarrollo curricular. Por lo tanto, dentro de la elaboración de los currículos escolares, aparecerá con carácter determinante la fuente psicológica, esto es, a quién va dirigido el currículo.

2. Factores determinantes en la fuente psicológica relativos a los sujetos

Desde la perspectiva psicológica se pueden señalar cuatro aspectos fundamentales que se deben tomar en consideración a la hora de elaborar los currículos escolares: las necesidades, los intereses, la motivación y las habilidades de los sujetos a quienes está dirigido el currículo. El análisis de cada uno de estos aspectos nos ayudará a visualizar los elementos que constituyen la fuente psicológica.

2.1 Las necesidades

El currículo escolar, si pretende tener éxito, deberá saber atender a las necesidades de cada individuo para darles respuesta mediante los recursos y la experiencia disponibles que tenga la escuela. Esto es, que no podemos diseñar un currículo desatendiendo las necesidades particulares que en un momento concreto y lugar específico presentan los sujetos a los cuales se dirige la educación. Y es que la educación no puede resolverse en un mero conjunto de saberes y contenidos que tengan como resultado un proceso homogeneizador. Lejos de ser ese proceso homogeneizador, la educación ha de guardar siempre un delicado equilibrio entre la oferta de meros contenidos de saber y el desarrollo personal de los individuos como sujetos críticos.

Por tanto, garantizar un equilibrio entre las exigencias culturales que la sociedad demanda de la escuela y las necesidades reales de los sujetos. De este modo la escuela siempre puede ser un lugar de socialización y transmisión de la tradición al mismo tiempo que cumple una función de innovación que permitirá el progreso de la sociedad. De ahí que, para potenciar las facultades de los sujetos, sea de gran importancia incorporar los intereses de los mismos al currículo para la lograr una satisfacción real de sus necesidades. El equilibrio entre las exigencias sociales y las necesidades especiales de los estudiantes se resuelve mediante la correcta integración de los intereses en las necesidades.

2.2 Los intereses

Ya hemos visto que el interés básico de la fuente psicológica del currículo escolar, es arrojar luz sobre la manera en que las personas a las que estará dirigido, los estudiantes, sienten el proyecto educativo en el que están; la intención de esta fuente psicológica es proponer diferentes modelos de currículo según tales sensaciones. Ahora bien, esta fuente tiene en cuenta, fundamentalmente y como hemos visto,, cuatro aspectos relativos al alumnado: las necesidades, la motivación, las habilidades y los intereses. Este último aspecto, el relativo a los intereses, es el que vamos a presentar a continuación.

El primer aspecto que debemos tener en cuenta es que contemplar e incorporar los intereses de los estudiantes, es una condición básica que ha de satisfacer todo proyecto curricular. Ahora bien, este asunto es relativamente complejo si tenemos en cuenta que el tema de los intereses está sujeto a una gran diversidad. Hablamos de diversidad no solo en el sentido de que hay múltiples temáticas susceptibles de ser incluidas en el proyecto educativo que suscitan o pueden suscitar el interés de los estudiantes, sino también y fundamentalmente, en el sentido de que entre el conjunto de los estudiantes de un grupo hay, de hecho, múltiples factores que varían de unos estudiantes a otros y que determinan, o pueden determinar, el interés que cada estudiante manifiesta hacia unos ámbitos u otros. Hablamos de la diversidad o diferencia de capacidades de unos alumnos respecto a otros, de la diversidad existente en el desarrollo escolar previo o en el desarrollo intelectual del estudiante (entendiendo por desarrollo intelectual la evolución progresiva -en términos de complejidad-  que muestra respecto a la capacidad de articular un pensamiento con sentido cuando habla y/o escribe) independientemente de los resultados académicos obtenidos, de la diversidad en cuanto a las perspectivas de futuro que tienen los estudiantes, etc. Tener en cuenta este entramado de cuestiones, afectará a muchos aspectos de la acción curricular, es decir, determinará en cierto grado la propuesta metodológica, la decisión respecto a qué materiales utilizar, los posibles itinerarios, los ámbitos formativos prioritarios, etc.

Una vez que hemos abordado o planteado la cuestión de la diversidad, inherente a la de los intereses, es interesante acercarnos a un tema central que también recae bajo el tema de los intereses desde el punto de vista de la fuente psicológica del proyecto curricular, esto es, el ámbito comúnmente denominado “opcionalidad”.

La opcionalidad es la posibilidad que el sistema educativo ofrece a los estudiantes, de elegir, dentro de un modelo, entre distintos itinerarios o materias en función de sus intereses. Como es obvio, la opcionalidad recae sobre las disciplinas incluidas en el currículo, pero hay dos formas básicas en que se puede ofrecer: en el seno del área curricular o en el marco del área curricular.

Cuando hablamos de la opcionalidad en el seno del área curricular, debemos tener en cuenta que se trata de ofrecer itinerarios alternativos dentro del plan de trabajo. Esto puede plantearse, a su vez, desde dos puntos de vista: Como itinerarios alternativos a los que cada estudiante se inscribirá en función de sus intereses y/o preferencias, y en los que todos los estudiantes están sometidos al mismo nivel; y como itinerarios alternativos en los que se contemplan diversos niveles, en cuyo caso, cada estudiante opta o intenta entrar en el nivel que mejor se ajusta a sus intereses, posibilidades y expectativas. En este segundo planteamiento decimos que el estudiante opta o intenta entrar porque la libre elección vinculada a la opcionalidad, en este caso es relativa no solo a la elección del estudiante sino también a otros factores que no dependen de él: el rendimiento previo que haya tenido, la capacidad que demuestre para ese itinerario, las expectativas que tenga, el esfuerzo que es capaz de hacer, etc.

2.3 La motivación

La motivación está, como hemos dicho, vinculada con los intereses. Sin embargo, debe saber trascender siempre a los meros intereses de los individuos. Como es obvio, va a ser muy difícil motivar a un alumno en una determinada asignatura si no tiene interés en la misma. En los últimos años, el tema de la motivación resulta cada vez más señalado, acorde a la desafección generalizada que se produce en ciertos niveles escolares respecto a la escuela y al aprendizaje.

Por todo ello, a la hora de crear motivación, es importante tener en cuenta la necesidad de:

– Llevar a cabo una selección de contenidos que resulten motivadores en sí mismos (bien por su aplicabilidad, bien por su relevancia).

– Establecer una metodología que implique y atraiga al alumno, de manera que las clases no se conviertan en simples clases magistrales. Resulta necesario complementar las explicaciones con medios audiovisuales, excursiones, debates…

En todo caso, para lograr una mayor motivación, el sistema educativo debe tener en cuenta la diversidad del estudiantado, en lo que a aptitudes, ritmos e intereses se refiere. De ahí la importancia de llevar a cabo una adaptación de los procesos de enseñanza para lo cual se hace necesario:

– Plantear diferentes objetivos para los sujetos con diferentes niveles de capacidad.

– Utilizar diferentes métodos de enseñanza.

– Ofertar cursos diferentes para los diferentes grupos de habilidad.

Por tanto, podemos concluir señalando la importancia que la motivación tiene en la enseñanza de los jóvenes, de acuerdo al propósito que debería afrontar la escuela actual, que no es otro que el de inspirar a los alumnos y alumnas el deseo de aprender y de continuar aprendiendo permanentemente.

2.4 Las habilidades

Otro aspecto fundamental de esta fuente psicológica que debemos tener en cuenta, previamente a la organización del currículo escolar, son las habilidades y capacidades del colectivo al que se dirige, dado que también deben ser integradas en él. Para eso utilizaremos dos vías o formas:

– En esta primera vía, las habilidades y capacidades de los estudiantes servirían como un punto de partida desde el que iniciar la acción escolar y, desde ahí desenvolver los contenidos del currículo. Pero, para esto, se hace precisa una evaluación previa que nos ponga sobre aviso de las habilidades adquiridas previamente por los estudiantes. Además, ello nos permitirá realizar una programación adecuada de los contenidos que se pretenden impartir en el aula a lo largo del curso.

– Una segunda vía consiste en ver en los diferentes tipos de habilidades (comunicativas, pensamiento crítico, resolución de problemas, tratamiento de materiales, artísticas…) un ámbito específico de desenvolvimiento que la acción escolar debe atender mediante estrategias específicas que trabajen directamente sobre ellas. Las habilidades no sólo se desenvuelven mediante las actividades cotidianas que ofrecen los contenidos del currículo, sino que la propias habilidades en sí deben constituir un contenido escolar sobre el que deben centrarse las acciones educativas. Pues no debemos olvidar que un objetivo básico de la escuela es, como se cita en el texto, el de potenciar al máximo las capacidades y habilidades de los alumnos apoyándose en todos los recursos que la propia escuela ofrece. En este caso, el modelo curricular español es un claro ejemplo de esta segunda vía, pues recoge los procedimientos como una parte específica del currículo.

 Actividad para el 16 de marzo de 2021

Con base en lo leído, construye una nube ideas sobre la fuente psicológica del currículum, puede ser a mano o computadora. 

Ejemplo de nube de ideas

  



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